Alumnos de segundo año del colegio realizan prácticas de entrevistas

h

Alumnos de segundo año del colegio realizan prácticas de entrevistas

11/01/2018

En el marco de la materia Lengua y Literatura II, los estudiantes realizaron entrevistas a diferentes personalidades del medio. El profesor de la asignatura Walter Oliva explicó que “estas actividades forman parte de los contenidos curriculares planificados, y tienen como finalidad que los estudiantes conozcan los diferentes pasos para realizar la entrevista para luego llevarla a la práctica. Como este año hemos obtenido muy buenos trabajos, decidimos seleccionar los mejores para que sean publicados”.
Por este motivo, la entrevista de la alumna Pilar Ponce de segundo año C, fue elegida para darse a conocer, ya que eligió como entrevistado a un físico nuclear iraquí.
ENTREVISTA A AHMED ALAZAWI
(Por Pilar Ponce)
Ahmed Alazawi es un físico nuclear oriundo de Iraq, a quien tuve el placer de entrevistar, escuchar su historia de vida y cómo llegó desde una planta nuclear iraquí a enseñar a la Universidad de Chilecito.
– ¿Me puede contar un poco de usted?
Mi nombre es Ahmed, aunque mis amigos en Argentina y España me llaman Jaime porque es más fácil de pronunciar, y mi apellido es Alazawi. Yo nací el 1 de enero de 1951 en Kerbalá, pero toda mi vida y trabajo estaban en Bagdag. Terminé mis estudios en el ’73 y mi maestría en el ’85. Luego en Madrid, España, terminé un grado de doctor en el sistema Tokamak y otro en las energías renovables, ambos en grado de honor.
En mi trabajo en Iraq (planta nuclear) participaba como investigador de primer grado en un reactor ruso y un reactor francés, y como estaba lejos de Bagdag, pedí ser profesor universitario y comencé a dar clases. Como era una situación muy crítica en mi país, decidí con mi familia escapar en la época de Sadam Huseín.
– ¿Lo ayudaron a escapar?
No me ayudó el gobierno, me ayudaron mis amigos. Pagué mucho dinero, vendí todo, mis dos casas, mis trece autos. Escapé a Jordania, y cuando estaba allá, me pidieron trabajar para España de nuevo, pero no quería porque la embajada española estaba en Bagdag, y no podía volver. Si volvía me quitaban la vida. Entonces, mis amigos de la Universidad de Madrid arreglaron para que venga a Argentina. Cuando llegué en el ’99, comencé a trabajar en el CNEA y luego me llamaron a Chilecito.
– ¿Por qué eligió ser físico nuclear?
Cuando estaba por terminar mis estudios estaba muy interesado en cómo podemos mirar los neutrones, electrones, protones, partículas importantes y todos mis amigos estaban hablando de estos temas.
– ¿Usted practica la misma religión que en Iraq?
Sí, yo soy musulmán. En mi opinión, en todas las religiones vienen casi las mismas cosas: que siempre tenemos fe y confiamos en el Dios que está atrás de todo el universo. En Iraq normalmente el Islam tiene dos partes: chiita y sunita. Los chiitas confían en Mohamed y sus doce nietos, mientras que los sunitas confían en Mohamed pero no les dan tanta importancia a los nietos. Y eso es un gran problema hasta el momento.
– ¿Le costó adaptarse a Argentina?
No, estoy muy contento, especialmente con la comida y el asado. Aprendí a hacerlo con mi familia y mis nietos; y usamos además de la ternera, pollo y cordero.
– ¿Qué diferencias encuentra entre las universidades de Iraq y las de acá?
La cantidad, aquí la cantidad de alumnos es menor que en Iraq, allí son 200/300 estudiantes, pero la educación científica argentina es mejor que la iraquí.
– ¿Extraña algo de Iraq? ¿Dejó a su familia allá?
Sí, yo tengo una familia muy grande. Antes de volver a Iraq, viví tres años en Noruega. Allí Feriha, mi señora y yo estábamos a unas temperaturas entre 38° y 40° bajo cero, en Oslo y no aguantamos más. Así que le dije: “Feriha arréglate las valijas y vamos, volvemos a casa de nuevo…” jaja (recuerda).
– ¿Qué es lo que más le gusta de Chilecito?
Chilecito es un pueblo chico pero tiene una tranquilidad muy buena para pensar, imaginar las cosas de la vida. Además me encontré con mucha gente, especialmente con el grupo mío de posgrado, un grupo espectacular. La gente de acá es muy humilde, muy amable, buena gente y me di cuenta que se conocen unos con otros.
– ¡Muchísimas gracias por su tiempo!